¡No, no hemos perdido el norte! Al leer el título de este artículo seguro que habrás pensado “pues la madera blanda será blanda y la madera dura será dura”, ¿no? ¡Pues no!, los términos madera blanda y madera dura no se refieren a la densidad o dureza de la madera en sí. Estos son términos que hacen referencia al tipo de árbol del que se extrae la madera y cómo se reproduce.
Si estás pensando en instalar en tu hogar ventanales de madera o sustituir tus viejas ventanas por unas nuevas ventanas de madera y vidrio, quizás te asalten algunas dudas, ¿qué tipo de madera será mejor para mi casa? ¡He ahí la cuestión! Hoy en Ventum te lo contamos.
¿Madera blanda o madera dura?
Veamos la diferencia primero. Los términos “madera blanda” y “madera dura” sugieren que la madera dura es más fuerte, más robusta o más duradera.
La verdad es que eso no es así. Los términos genéricos, “madera blanda” y “madera dura”, se utilizan para describir dos tipos diferentes de árboles.
- Las maderas blandas provienen de árboles que tienen hojas en forma de aguja, “árboles coníferos” como pinos, piceas o los abetos. En definitiva, árboles de hoja perenne.
- La madera dura se produce a partir de árboles que tienen hojas anchas. A estos árboles también se los conoce por ser “de hoja caduca”: el roble, el fresno, la haya, la caoba… y mudan sus hojas durante los meses de invierno.
Esto significa que los árboles de hoja caduca producen maderas duras y los árboles de hoja perenne producen maderas blandas.
¿Hay alguna diferencia en la densidad?
En términos generales, es justo decir que las maderas duras son más densas que las maderas blandas, y más duraderas cuando se usan para carpintería externa, aunque hay excepciones. La madera blanda del pino piñonero es muy robusta y duradera, y muy popular para la construcción de embarcaderos, ya que es naturalmente resistente a los insectos transmitidos por el agua.
Por otro lado, la madera de balsa, que se clasifica como madera dura y se usa mucho en diseño, es una de las maderas más livianas y menos densas que se puedan encontrar. Así pues, no hay requisitos de densidad o peso para ser clasificada como madera dura, ya que la clave está en la reproducción.
El hecho de que una madera sea dura no la convierte automáticamente en “buena” para la carpintería externa. La haya, por ejemplo, es densa, dura y pesada como el roble, pero se pudrirá más rápido que el pino si la dejas a la intemperie. Por lo general, las maderas blandas se recomiendan para acabados de pintura, mientras que las maderas duras son ideales para acabados tintados.
Tanto un tipo de madera como el otro pueden contribuir a conseguir un aspecto de ventanas de madera modernas, dependiendo de cómo se combinen con otros elementos y de cómo se les dé acabado.
¡Las ventanas de madera son fáciles de mantener y su bonita apariencia son signo de sofisticación, elegancia natural y belleza! ¿Por qué no dedicar unos minutos a explorar nuestra gama de ventanales de madera?